Zacatecas es conocida por ser una hermosa ciudad colonial donde puedes disfrutar de sus espectaculares paisajes y su interesante cultura. Sin embargo no olvidemos que como en toda ciudad, también guarda sus oscuras leyendas, y una de las más escalofriantes es “la calle de Las Tres Cruces”…
Ubicada al final de la calle San Francisco, cerca de la plaza principal del centro histórico, podemos encontrar la famosa calle y su nombre se debe a una triste historia ocurrida ahí por el año de 1763.
En el lugar existió una hermosa casona de tres pisos habitada por Don Diego de Gallinar, un hombre económicamente pudiente que se trajo a vivir a su sobrina Beatriz Moncada, después de la pérdida de sus padres. Él era su tutor y como todo un hombre apegado a la tradición, era estricto, no le permitía a la joven, salir a fiestas ni a un otro lugar que no fuera la iglesia.
Beatriz era una joven hermosa con facciones delicadas, y por supuesto, era el centro de atención de la mayoría de los jóvenes que habitaban cerca del pueblo pero no cualquiera era capaz de enamorarla. Su tío Don Diego, le había arreglado matrimonio con su hijo quien se encontraba en Veracruz combatiendo a piratas, con la intención de que la herencia de Beatriz perdurara en la familia.
Pero Beatriz no estaba de acuerdo, pues su corazón ya era de otro hombre…
Un joven de origen indígena llamado Gabriel, a quien conoció en una fiesta realizada por la iglesia unos días antes. Desde su primer encuentro ellos quedaron totalmente cautivados y desde entonces ni una sola noche faltaba, en la cual Gabriel le llevara serenata a su amada, claro, a escondidas de su tío.
El amor que se tenían los dos era tan grande, que Beatriz usaba cualquier pretexto para ir a la tienda o a la iglesia para reunirse con Gabriel, aún sabiendo que si su tío se enteraba de aquellos encuentros acabaría inmediatamente con todo ese amor, entonces al poco tiempo planeaban escaparse…
Pero antes de eso, una noche en la que Gabriel llegó como de costumbre con una serenata para su amada Beatriz, uno de los sirvientes los descubrió y fue a informarle a Don Diego, quien a los pocos segundos salió enfurecido y humillantemente corrió al joven.
Gabriel no se dejó intimidar tras las amenazas, sin embargo le respondió de una manera educada que se iría solo por el amor y el respeto que le tenía a su sobrina, y no por el temor a su violencia.
Esto molestó aún más a Don Diego que se sintió desafiado. Agarró su espada y se dejó ir tras el pobre hombre que no llevaba nada para defenderse. Tras el forcejeo y el intento de Gabriel por salvarse, algo salió mal que Don Diego terminó clavándose su propia espada sobre el pecho, perdiendo al instante la vida.
Gabriel pasmado y descuidado ante la trágica escena, sintió un golpe tan fuerte sobre su espalda, que al voltear se percató que el más fiel de los sirvientes de Don Diego llevaba un objeto filoso en su mano, haciendo venganza por su amo y terminando con la vida del pobre e inocente Gabriel.
Beatriz siendo testigo de aquella trágica desgracia, cayó desde su balcón desmayada perdiendo la vida al impactarse fuertemente contra el suelo, justo encima del cuerpo de su tío y de su novio Gabriel…
Desde entonces la calle de la tragedia fue apodada Las Tres Cruces, haciéndole honor a esta triste historia de amor y sin un final feliz.
Ahora esta calle es transitada por cientos de turistas cada año para conocer el lugar de origen de esta trágica leyenda. Se dice qué hay testigos, quienes afirman que por las noches, han visto y escuchado gritos de ultratumba, posiblemente son las almas de quienes murieron ahí, recreando la escena de su muerte una y otra vez como si no existiera un final.
¿Y tú has visitado la calle de Las Tres Cruces?
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