En el mundo de las leyendas clásicas, se presenta con demasiada frecuencia una criatura que destaca por su fuerza y melancolía nocturna. Los hombres lobo o licántropos, como también se les conoce, han sido objeto de fascinación para los más curiosos, olvidando su naturaleza salvaje. De hecho, todos los avistamientos de hombres lobo han terminado en muerte y olvido.
Afortunadamente, se tratan de criaturas fantásticas que solo viven en el miedo de los hombres ¿no es cierto? Aunque haga bien a nuestra tranquilidad, más de un incrédulo fue víctima de la licantropía a través de la historia. A pesar de las distintas versiones del mito, sus huellas se han hecho presente en distintas épocas.
El nacimiento del salvajismo
La historia más antigua de hombres lobo nos remonta a mucho tiempo atrás, en la época de la antigua Grecia. Durante el año 1 a.C. un poema titulado “Las Metamorfosis” escrito por Ovidio, explica el origen de estas bestias. Desde el inicio del libro, se nos cuenta la historia del rey de Arcadia, Licaón, quien fue un hombre devoto a los dioses que saco del salvajismo a su nación.
No obstante, Licaón no abandonó los sacrificios humanos, sino que llevó su fanatismo al extremo, sacrificando a todo visitante y forastero que pasara por Arcadia. La noticia llegó a oídos de Zeus, quien visitó al rey disfrazado como vagabundo. En lugar de asesinar al dios, Licaón lo invitó a disfrutar de un banquete, donde se sirvió la carne de sus hijos. Como consecuencia, Zeus lo maldijo a tomar la forma de un lobo a él y a sus descendientes.
A partir de esta historia surgieron muchas otras similares de transformaciones ocurridas en medio de sacrificios en el Monte Licaón. Asimismo, con el pasar del tiempo surgieron nuevas formas de convertirse en hombres lobo. La más clásica consistía en desnudarse y usar un cinturón de piel de lobo o vestir una túnica del animal.
Por otro lado, el respetado historiador Olaus Magnus señala que en Livonia se iniciaban a los hombres lobo al beber de un líquido especial mientras se conjuraba un hechizo. Sin embargo, un método que se popularizó fue confesado por un asesino peligroso condenado por asesinato y antropofagia (canibalismo).
De la fantasía a la cruda realidad
Las leyendas sobre estas criaturas mitad hombre y mitad lobo no son exclusivas de las civilizaciones antiguas. De hecho, en Caude, una pequeña y poco transitada localidad de Francia, hubo un avistamiento de hombres lobo en 1598.
Según los testigos, la bestia se hallaba devorando el cuerpo desmembrado de un joven, pero al acercarse para socorrerlo, solo pudieron encontrar a un hombre escondido entre los arbustos con la cara y las manos cubiertas de sangre y restos de carne. Al momento del juicio, Jacques Roulet alegó que podía convertirse en lobo al aplicarse una pomada especial.
Un evento similar tuvo lugar ese mismo año en otro pueblo de Francia, Chalons, donde los cuerpos sin vida de muchos niños comenzaron a aparecer en el bosque. Las investigaciones llevaron a las autoridades a las puertas del sastre de Chalons, quien confesó que atraía a sus víctimas a su tienda con dulces. Una vez allí, abusaba de los niños para luego despedazarlos y comerlos. Y, efectivamente, se encontraron los restos dentro de su casa reunidos en barriles.
Lo más curioso de este caso, es que el sastre aseguraba que se convertía en hombre lobo y entraba en una especie de trance. De esta forma, podía “hacer el trabajo que el demonio le había encomendado”. Cuando se quedaba sin provisiones, iba al bosque para asechar a una posible víctima.
El más reciente de los avistamientos de hombres lobo sucedió en España, en 1810, luego de que se encontrará el cadáver del alguacil de León en un estado abominable. A partir de entonces, se revelaron una serie de asesinatos provocados por un supuesto “hombre lobo”.
Esto continuó hasta extenderse a Cantabria y Portugal, donde el nombre de Manuel Blanco Romasanta se dio a conocer entre las jóvenes. El testimonio de los aldeanos sugería que todas las chicas que se marchaban con él, aparecían sin vida días después. Esto se confirmó luego de que se capturara al vendedor, quien creaba una medicina popular a partir de la grasa humana.
Manuel casi fue enviado al manicomio tras revelar que era poseído por un deseo de matar mientras dormía. Cuando eso sucedía, se sentía obligado a atacar a otras personas bajo la forma de un licántropo. No obstante, fue condenado a cadena perpetua debido a que los resultados psicológicos no revelaron ninguna locura.
La verdad de los hombres lobo
A partir de casos como el de Manuel Blanco Romasanta, fue que nació el término “licantropía” dentro del mundo psiquiátrico. Quienes la sufrían, creían fervientemente que podían transformarse en hombres lobo o en otro animal. La leyenda se propagó luego de comprobar que la luna llena tiene una especie de efecto sobre las personas.
En cualquier caso, nadie puede negar lo que atestiguaron las personas relacionadas. En Alemania, por ejemplo, en 1598 un vecino de Peter Stumpp confirmó haberlo visto convertirse en lobo y luego volver a su forma humana. Luego de que Stumpp confesara haber asesinado, abusado y comido a más de 60 personas, fue condenado a la muerte.
Pocos documentos relacionados con estos juicios se conservan en la actualidad. La mayoría fueron destruidos para dejar en el olvido estos detestables actos carentes de explicación. Sin embargo, poco importa que creas o no sobre el avistamiento de hombres lobo, después de todo, poco hará tu incredulidad para salvarte.
Ya sea hombre o bestia, la mayoría de tratamientos para quitar la licantropía consiste en herir o matar a estas criaturas, lo que no siempre es una opción. Hay quienes creen que la plata, la cruz o el nombre bautismal podrían ser una poderosa arma al estar frente a ellos, pero ¿acudió Dios al rescate en el pasado?
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