
México es una tierra que todavía guarda un misticismo que ha dado vida a leyendas que se han mantenido intactas con los años. Mientras que algunas de estas historias requieren de espectros, demonios o la intervención del mismísimo diablo, para llenarnos de pavor, otros mitos recurren a temores comunes. De hecho, en esta ocasión hablaremos sobre el Alacrán de la Cárcel de Durango y el simbolismo que guarda.
La celda de la muerte
La historia nos remonta a finales del siglo XVIII, a una cárcel pública que no existe en la actualidad, puesto que fue derrumbada. Una de las celdas escondía un secreto que puso a teorizar a más de uno y que llenaba de pavor a los habitantes de la prisión. Aparentemente, todo aquel que era encerrado en esta celda, amanecía muerto.
Nadie sabía la causa detrás de este misterio, pero no tardaron en atribuir la responsabilidad a una maldición. De hecho, comenzaron a llamar a esta sección como “la celda maldita” o “la celda de la muerte”. Algunos pensaban que podría tratarse de un espíritu que estrangulaba a quienes pasaban la noche allí, mientras que otros intentaban explicar la situación por gases tóxicos no detectados.
Sea cual sea el caso, la celda de la muerte, que dio origen a la leyenda del Alacrán de la Cárcel de Durango, era sitio para los prisioneros más peligrosos y ruines. Sin embargo, mucho paso antes de descubrir de que se trataba.

Juan sin miedo
En realidad, la historia del Alacrán de la Cárcel de Durango habla sobre un hombre llamado Juan y como sería enjuiciado de manera injusta. La razón no es del todo precisa, puesto que hay varias versiones.
Una de estas, cuenta como se peleó con el patrón de una hacienda que cortejaba a su prometida; otra versión cuenta como disparó a un perro rabioso que amenazaba con atacar a los niños de una escuela, matando también a una de las ciudadanas por accidente.
Sea cual sea la versión, Juan o “Juan sin miedo” fue a parar a la cárcel de Durango, donde permanecería por varios años. Algunos cuentan que, para quitar del camino a este hombre, el dueño de la hacienda pagaría para que Juan fuera encerrado en la celda de la muerte. Otras versiones relatan que el hombre pediría voluntariamente pasar la noche en la celda, ya que se rumoraba que, quien lograra descubrir el misterio, sería absuelto de su condena.
Los carceleros le ofrecieron un último deseo, a lo que Juan pidió una caja de cerillos, un banco y una docena de velas. El plan consistía en ver con sus propios ojos cuál era la causa por la que los reos morían al pasar la noche en la celda maldita. Para eso de las 3 de la mañana, las velas se habían agotado, pero alcanzó a ver al Alacrán de la Cárcel de Durango.
Medía aproximadamente 20 o 30 centímetros con todo y cola. El arácnido no retrocedía. Por el contrario, se acercaba a Juan para acabar con su vida. Sin embargo, el hombre consiguió atraparlo en el hueco de su sombrero, cubriendo los extremos del mismo con el banco y otros objetos. De esta manera, el misterio del Alacrán de la Cárcel de Durango fue resuelto y Juan liberado.
Simbolismo de la leyenda del Alacrán de la Cárcel de Durango
Fácilmente, puede ser solo una leyenda que hable sobre los peligros de algunas especies de alacranes en México. Sin embargo, no podemos ignorar que, valores como el valor y el amor movieron a Juan, quien consiguió despejar el temor nacido de la ignorancia. Es interesante como el fuego, al igual que en obras clásicas, puede simbolizar el conocimiento, lo verificable.
Lejos de cualquier teoría o creencia demoniaca, la leyenda de la celda maldita fue explicada por el Alacrán de la Cárcel de Durango. Hay que mencionar que dicha celda pasó a llamarse, la celda de San Juan. Mientras que el animal fue capturado vivo y conservado como uno de los especímenes más impresionantes de la región.
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