En el municipio de Cárdenas, San Luis Potosí existe una escalofriante historia que se cuenta entre sus habitantes, pues se dice que durante las noches de luna llena, el espíritu de una mujer se manifiesta entre las calles.
Según la leyenda, ella se llamaba Rebeca, y era una joven muy hermosa en los años cincuenta, pretendida por muchos hombres del pueblo; ellos le ofrecían un amor puro y sincero, pero ella a todos rechazaba, pues como ella era muy pobre, soñaba con casarse con un hombre rico.
Así fue como al poco tiempo, se fue ganando fama de ser una persona interesada y sin sentimientos genuinos, hasta el punto de que los hombres no la pretendían más…
En una ocasión, Rebeca conoció al joven Trinidad, un hombre de familia pudiente y el único heredero de una enorme fortuna. Ella no perdió el tiempo y decidió pretenderlo a toda costa, pero Trinidad conocía aquellos rumores que la gente esparcía sobre su interés, así que sin miramientos la rechazó y prefirió contraer matrimonio con una chica muy noble.
Furiosa de aquel rechazo, Rebeca acudió con la famosa bruja del pueblo para que ésta provocara la desgracia al joven Trinidad, así fue como a los pocos días el joven enfermó y perdió la vida.
Complacida con los resultados, Rebeca volvió con la bruja para conseguir un joven rico que la sacara de su pobreza, entonces la bruja le reveló que conocería aquel hombre que tanto anhelaba, rico y poderoso, lo único es que sería un hombre mayor, detalle que a Rebeca no le importó.
Para que se cruzara en su camino le dijo a Rebeca, que todas las noches debía ir hacia el campo y pronunciara una extraña oración hasta que el susodicho apareciera.
Un mes después, mientras la muchacha se encontraba en el campo citando la oración, un hombre elegante y bastante mayor se acercó con un cofre lleno de joyas y le dijo: “me habías estado esperando, pero al fin llegué…”.
El sujeto tenía un aspecto siniestro y aún así, eso era algo que Rebeca ignoraba, pues estaba deslumbrada por las joyas que él llevaba entre sus manos.
“Si vienes conmigo te haré la mujer más rica del pueblo” dijo el hombre, por lo que Rebeca no dudo por ningún segundo y lo siguió hasta una enorme hacienda que jamás se había visto antes en el pueblo, como si hubiera aparecido ahí por arte de magia.
Estando adentro los dos, el hombre sacó dos enormes sacos llenos de oro y se los entregó a Rebeca, quien regocijada en felicidad los abrazaba, sin embargo, muy pronto la sonrisa de Rebeca se borraría, pues aquel misterioso hombre soltó una carcajada diabólica que dejó a la muchacha desconcertada…
“¡Tonta!, ¿Acaso no te has dado cuenta que acabas de venderme tu alma por tan poco?”.
Rebeca se asustó tanto con las palabras del hombre que salió huyendo con las dos bolsas repletas de oro, pero al dar unos pasos afuera de la hacienda estos dos se convirtieron en puras cenizas, y a lo lejos el diablo le prometio que volvería por ella…
Rebeca corrió hasta la plaza principal del pueblo pidiendo ayuda y gritando desesperada que ardería en el infierno, pero nadie la tomaba en serio. A los días fue perdiendo la razón, sin comer ni beber una gota de agua, solo deambulaba por las calles sin rumbo y enloquecida repetía: “arderé en el infierno”…
Hasta que un día, varias personas fueron testigos de que Rebeca cayó en el suelo de la calle, y su cuerpo sin vida misteriosamente fue consumido hasta convertirse en cenizas, solo quedaron dos monedas de oro en su lugar. Se dice que esas dos monedas fueron el precio a pagar por su alma tan pobre…
Se dice que desde entonces, el fantasma de Rebeca camina sin rumbo, cubierta con un enorme manto que cubre parte de su rostro mientras grita atormentada, y cuando alguien es capaz de acercarse, han quedado paralizados de la impresión, al ver que sus ojos son realmente dos hoyos negros.
El espíritu de la mujer desaparece, pero no sin antes pedir que recen por ella, pues la codicia la llevó a cumplir con una terrible condena que no acaba…
Atte. Edy Doo
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