En el pueblo de San Sebastián Chimalpa de los Reyes la Paz, habitaban unos esposos que llevaban 2 años de casados y un bebé de un año de edad. El hombre trabajaba todo el día en la Ciudad de México, muy alejado de su pueblo por lo que casi no dormía, ya que se levantaba desde temprano y regresaba hasta tarde.
Su señora por ser joven y al parecer de buena familia, nunca permanecía en su casa, siempre se la pasaba chismeando o platicando con las vecinas, y por el contrario al esposo, ella no realizaba las labores que le tocaban; no lavaba ni cocinaba, mucho menos limpiaba su casa, incluso, descuidaba mucho a su bebé.
Hasta que cierto día, su marido cansado por las desatenciones de su esposa le advirtió que la dejaría si no se dedicaba al hogar, ya que ni siquiera recibía un plato de comida al llegar por que su mujer nunca preparaba los alimentos. Resulta que el marido, cambió de turno de la noche para llegar a dormir por las mañanas, la esposa tenía que hacer los quehaceres por la tarde para no despertarlo. Sin embargo, ella por no querer abandonar las tardes sociales con sus vecinas, decidió que dedicaría las noches para realizar los quehaceres del hogar.
Una noche después de varios meses de rutina, inesperadamente a la 1 de la madrugada le tocaron tres veces la puerta de su casa, ella pensando que era su marido se apresuró para abrirla, pero al ver que no había nadie quedó totalmente sorprendida.
Pasaron tres días y tocaron nuevamente la puerta, pero esta vez al decidir abrirla se percató que era una gran peregrinación como de unas 30 personas. El líder de ellos (que estaba al frente) le pidió de favor que le regalara un vaso de agua. Eran fechas de noviembre y esas peregrinaciones eran comunes, así que ella accedió y después de que el hombre bebió el agua le hizo una pregunta, “¿Sabías que si barres en la noche y sacas la basura a la calle echas tu suerte y fortuna, y si haces los quehaceres a las altas horas de la noche atraes a ciertas fuerzas malignas, por que en realidad son horas activas, pero no para los vivos?”…
Ella consternada pensó, “¿Como sabe lo que hago y por que se mete en mi vida?”, pero fue en ese momento que aquel señor se dio la vuelta y antes de irse exclamó: “Buena mujer, vamos muy lejos y tendré que regresar de nuevo… ¿podrías guardarme algo por favor?, solo no lo abrás por nada del mundo y espera a que regrese”. Le dejó un pequeño bulto envuelto por unas cobijas, y lo que sea que fuera lo dejó a un lado del zaguán. Al final ellos se fueron, pero la mujer se quedó pensativa, aún así decidió no tomar importancia y seguir con sus cosas.
Pasaron los días, y una madrugada del día 9 volvieron a tocar la puerta tres veces a la misma hora, la mujer la abrió de mala gana y cuando lo hizo, para su sorpresa era la misma peregrinación de la vez anterior, solo que ahora, el hombre con el que platicó aquella vez tenía un semblante frío y tétrico. Por la pobre luz de las velas, ella no podía notarlo, sin embargo, el sujeto le dijo que iba por su encargo… y que se lo tenía que llevar como castigo a las desobediencias de la madre.
Ella no entendía a que se refería el hombre, pues el encargo que le había dejado era algo envuelto en una cobija y no lo había tocado ni movido del lugar desde aquella noche, cuando de pronto, a los segundos escuchó el llanto de su bebé.
En ese momento se percató que quien estaba frente a ella era la misma muerte en persona e iba por su bebé. El pobre pequeño tenía desnutrición y estaba muy delicado ya que su madre lo descuidó por mucho tiempo. En cuanto se apresuró a tomar al bebé entre sus brazos, éste dejó de respirar y finalmente perdió la vida, ante el horror y la impresión que vivió la mujer se desmayó, y ya no supo más.
Al llegar el marido, no dio crédito a lo que vio… Su bebé yacía en su cuna sin respirar, enseguida corrió desesperado, maldiciendo y buscando a su mujer por toda la casa hasta que la encontró totalmente loca y contando una y otra vez la historia antes narrada…
¿Será verdad que los deberes domésticos solo se deben realizar de día y que la horas nocturnas son para descansar para que los difuntos se muevan en nuestro mundo en paz?…
¿Y tú acostumbras hacer quehaceres por las noches?
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