En una ocasión los dioses mayas estaban formando con barro a todos los animales e insectos que habitarían en el planeta tierra, pero el material no fue suficiente y se terminó justo antes de iniciar al último ser viviente.
Así que decidieron continuar la creación pero ahora con una piedra jade; moldearon su figura con un pico fino parecido al de una flecha, y al terminar los últimos detalles le dieron vida a éste ser, así fue como se creó al Colibrí.
El pequeño ser comenzó a volar por los cielos con una belleza inigualable, sus colores resaltaban del resto de los animales y sus plumas emanaban un hermoso brillo al tener contacto con la luz del sol, debido a esto, el ser humano fue hipnotizado por su encanto queriendo atrapar a todos los de su especie.
Sin embargo, los dioses se molestaron y prohibieron la captura del Colibrí, convenciendo al hombre que estos animalitos atraían la buena suerte, pero si alguien era capaz de atraparlo, el colibrí moriría y dejaría de existir…
Desde entonces nadie se atrevió a volverlos a molestar, solamente los veían volar por los alrededores y admirando su increíble belleza para ser bendecidos con la suerte que el Colibrí les atraería.
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