Con el invierno llegan las festividades navideñas y, mientras que unos disfrutan de los regalos y los banquetes, muchos temen caer en manos de Grýla. En la tierra de Islandia, existen diversas leyendas relacionadas con una criatura que acecha a los niños durante esta época, para hacerlos su aperitivo.
Se trata de un personaje recurrente dentro del folclore islandés desde tiempos inmemoriales, pero que se resiste a dejar su labor aún en la actualidad. A causa de esto, no se conoce el verdadero origen de esta leyenda o de donde surgió, aunque su nombre sigue siendo razón de buena conducta para adultos y niños.
El terror de Navidad
Según las historias dónde se hace referencia a esta criatura, se sabe que es una especie de abominación que se dedica a robar niños malos durante las fechas de Navidad. Es por qué suele llevar sobre sus hombros un saco, puesto que en su interior transporta a las víctimas. Acto seguido, conduce a los desafortunados hasta su escondite escondido en las montañas, dónde los devora.
Algunos padres advierten a sus hijos de comportarse adecuadamente. De otro modo, les dicen “Grýla te hervirá mientras sigas vivo y roerá tu corazón. Despegará la piel de tus huesos y se deleitará lamiendo tu grasa de sus dedos”.
Lamentablemente, pocos han quedado libre de sus garras, pero quiénes sobrevivieron aseguran que en el interior del saco los gritos son ahogados por completo. De este modo, Grýla y su familia logra llevarse a los niños maleducados sin que los padres se den cuenta.
Un fenómeno similar ocurre con su apariencia. A pesar de las innumerables víctimas, nadie conoce con exactitud cómo luce esta criatura. No obstante, las múltiples canciones y cuentos relacionados sugieren que tiene ojos fríos y azules detrás de su cabeza. Al mismo tiempo, se cree que posee tres cabezas con tres ojos en cada una.
Debido a que hay sangre de troll corriendo por las venas de Grýla, su tamaño es comparable al de un elefante. Sumado a eso, posee manos con uñas largas y curvas y pezuñas en sus pies, así como también cuernos de cabra en la cabeza. En la parte posterior presume de 15 colas en las que lleva sus sacos. Considerando su tamaño y su fuerza, puede llevar más de mil niños.
Cómo maldita por el cielo, la mujer-ogro tiene la cara cubierta de verrugas y unas orejas que descansan sobre los hombros y chocan con su nariz. Que su larga barba llena de nudos no te confunda, se trata de una mujer.
Grýla y los Yule lands
La razón por la que la abominación de las montañas baja de su escondite en navidad, se debe a su incontrolable hambre. De hecho, Grýla es asociada comúnmente con el deseo perpetuo de alimentarse o del temor a morir de hambre. Pero es en el invierno, cuando falta el alimento, que aprovecha su agudo olfato y oído para detectar a los niños traviesos.
No fue sino hasta después de mucho tiempo que se descubrió que la mujer-ogro de Islandia era madre de los Yule lands o “jólasveinar”. Se tratan de 13 ogros o trolls producto de su relación con Leppalúði, con quien vive en los campos de lava de Dimmuborgir. En el pasado, la monstruosa mujer estuvo casada dos veces, pero terminó devorando a sus esposos luego de que les aburría. Esta afición por el canibalismo lo comparte con el resto de su familia.
No esperes una visita de Leppalúði, puesto que es perezoso. Espera todos los días a qué los niños lleguen a su mesa de la mano de su esposa y sus 13 hijos. Para completar la labor, estos ogros de Islandia dejan rondar por las noches a su gato Jólakötturinn, cuyo cuerpo espectral alcanza a quienes no recibieron prendas nuevas para Navidad.
La comida de los insaciables
Se rumora que guardan una afición por la carne suave de los niños, con la que la madre hace el estofado qué tanto les gusta. Sin embargo, estos no son su única presa. Si bien, la leyenda de este monstruo suele usarse para asustar a los niños, para que se porten bien, muchos adultos no pueden evitar sentirse intimidados.
La tradición de regalar ropa nueva tiene como fin dar a entender a Grýla y su familia que la persona es diligente y trabajadora. En la antigüedad, quienes vestían pobremente eran los holgazanes, a quienes la mujer-ogro devoraba sin remedio.
Quienes obran injustamente y los niños desobedientes, sin embargo, no pueden ocultar su culpa de los sensibles sentidos de esta mujer. De hecho, es capaz de detectar la hipocresía tan frecuente en esas fechas y distinguir a los malos de los justos.
En caso de no verte intachable frente a la madre de los Yule lands, sin dudas descenderá de las montañas para llevarte en su saco en Navidad. Para evitar sufrir un terrible destino, se recomienda portar en todo momento un objeto afilado con el que cortar el saco. Se trata de un método popular, ya que Grýla no espera que nadie escape de ella.
Una aparente paz
La leyenda de Grýla y las incontables pérdidas en invierno, terminaron por llevar el terror de Islandia hasta el extremo. Mientras que los adultos optaban por comportarse en todo momento por temor a ser vigilados, los niños sufrían traumas cada vez peores.
A partir de entonces, el gobierno islandés puso en marcha un decreto que prohibía a los padres seguir esparciendo estas historias. Quienes la consideraban un mito comenzaron a embellecer la imagen de la mujer-ogro y la de sus hijos.
Se dice que fue la misma Grýla quien mandó a sus hijos a dar regalos y difundir alegría. Sin embargo, en las fiestas navideñas no hay quién pasee sin un cuchillo con el cual liberarse, por si acaso las historias resultan falsas. Después de todo, no hay decreto que sacie un hambre como el de aquella mujer.
Array